La cirugía refractiva es un término utilizado para describir procedimientos quirúrgicos que buscan corregir problemas de visión, específicamente errores refractivos como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y, en algunos casos, la presbicia. Estos problemas de visión se deben a irregularidades en la forma de la córnea o del cristalino del ojo, lo que afecta la forma en que la luz se enfoca en la retina.
La hipermetropía es un defecto de refracción o error en el enfoque visual por el que las imágenes se enfocan por detrás de la retina en lugar de en la retina. Como consecuencia se manifiesta como una visión borrosa de lejos y en algunas ocasiones de cerca también. La operación de hipermetropía puede ser con láser o con implante de lente intraocular.
El astigmatismo es un defecto refractivo o error que se produce cuando la córnea (la capa externa y transparente del ojo) no tiene la misma curvatura en toda su circunferencia. Como consecuencia la visión es distorsionada o borrosa a cualquier distancia. La operación de astigmatismo puede ser con láser o con implante de lente intraocular.
La miopía es un defecto de refracción que dificulta la visión de lejos, cuando la acomodación está en reposo, los rayos paralelos forman foco delante de las capas sensitivas.
El LASIK (Laser Assisted in Situ Keratomileusis), es la técnica elegida por más del 90% de los cirujanos refractivos ya que es considerada como un procedimiento seguro con un índice muy bajo de complicaciones.
La fotoablación o fotodisrupción que se produce sobre el estroma de lacórnea es un proceso seguro, medible, estable y controlable. El láser utiliza una onda acústica cuya longitud de onda genera un corte casi perfecto, modificando capas sensitivas de la retina y no sobre ella. La operación de miopía puede ser con láser o con implante de lente intraocular.
